“Este el comienzo de una supuesta biografía de un tal Josef Knecht, ( = José el siervo) que vivió en una provincia utópica, llamada Castalia, por los años del siglo XXV.
El siglo XX fue el siglo de la devastación, y mucho después, un grupo de sabios y artistas buscan un nuevo Renacimiento, creando "la Orden del Juego de Abalorios".
En ese siglo "el Siglo de las Grandes Guerras", los hombres buscaban nuevos modos para escapar de la realidad “porque se enfrentaban casi sin defensa a la muerte, la angustia, el dolor, el hambre, sin que ya pudieran confortarlos las Iglesias o aconsejarlos el espíritu. Esa gente, que leía tantos ensayos y oía tantas conferencias, no se daba tiempo ni ánimo para fortalecerse contra el miedo, para combatir dentro de si misma la angustia de la muerte: se dejaba vivir temblando y no creía en ningún mañana.
La música y la matemática tenían un papel fundamental en El juego.
Este derivó en una Organización Internacional que reunía a los más capaces, dirigidos por el Maestro, el Magister Ludi.
Josef Knecht ocupaba justamente este cargo cuando, ante el desconcierto general, decidió renunciar. En su nota comunicando la renuncia podemos leer: “En todas partes se sienten los signos premonitorios de que el mundo quiere trasladar una vez más su centro de gravedad. Se preparan desplazamientos del poder que no se realizarán sin guerras ni violencias; una amenaza de la paz y también de la vida y de la libertad se levanta en el Lejano Oriente.”
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La finalidad del trabajo común en esa “orden” es desarrollar esa cultura de la libertad en comunidad – sus contenidos y los valores orientadores – .
Pero una profunda crisis vital invade a Josef Knecht, que llega a cuestionar los mismos principios de esa comunidad y sus disfuncionalidades:no la ve pues como un ideal de perfección, y la abandona.
¿Porqué concluye que debe abandonar esa comunidad?
La Orden del Juego de Abalorios buscaba una Utopía. Si entendemos los abalorios como perlas de vidrio que no son auténticas, los jugadores juegan un juego donde las piezas no son auténticas.
Es así que no existían, para los miembros de la Orden, ni la verdad absoluta ni el dogma.
Sin embargo, una antinomia mayor surge de esta Orden: es el principio de huir de toda coacción, pero a su vez es una orden que busca que las necesidades y capacidades de sus miembros sean satisfechas lo mejor posible en un entorno comunitario, por lo cual cierto grado de coacción, del uso de la fuerza para mantener el orden, es imprescindible.
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Hesse escribió desde 1931 a 1942 - en plena guerra - "Das Glasperlenspiel" (el juego de los abalorios – Glasperlen son esas bolitas de vidrio para jugar / otra imagen quizá para nosotros mejor sería la de las figuras que aparecen fugazmente en el Caleidoscopio).
Tal vez su intención - sin querer agotar la interpretación del lector - era oponerse a la ideología totalitaria de nazis y estalinistas – los que querrían encerrar al hombre en su nuevo "orden", como antes en monasterios (al estilo del de El nombre de la Rosa).
Hesse,interesado en la religiosidad oriental quería abrir, en contra de esa maquinaria del estado moderno ,un „espacio espiritual“ en que a pesar de la toxicidad de ideologias (religiosas o politicas) se pudiera respirar en resistencia, no física sino mental, a los Poderes de la barbarie.
Para mí la poesía Stufen (escalones) que pone al final de la obra, y fuera motivo de
otro post resume bien cómo concebía Hesse el progreso espiritual que avanza de escalón en escalón, abandonando y rompiendo con etapas anteriores.
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