Citas del libro Sinuhé el egipcio de Mika Waltari
Nfer le cuanta a Sinuhé:
- - Ocurrió que Satné, hijo de Kemvesé, buscando el libro encadenado de Thot, vio en el templo a Tabubué, sacerdotisa de Bastet , y quedó tan impresionado que mandó a un servidor a ofrecerla 10 deben de oro para que pasase una hora divirtiéndose con él. Pero ella le respondió:>/dt>
- "Soy una sacerdotisa y no una mujer despreciable. Si tu dueño quiere lo que dice, que acuda a mi casa donde nadie nos verá, de manera que no tendré que conducirme como una hija de la calle".
- Satné quedó encantado y fue en el acto a casa de Tabubué, donde ésta le dio la bienvenida y le ofreció vino. Después de haber alegrado su corazón, quiso realizar lo que le había llevado a ella, pero ella le dijo:
- "No olvides que soy una sacerdotisa y no una mujer despreciable. Si verdaderamente deseas hallar tu placer en mí debes darme tus bienes y tu fortuna, tu casa y tus campos y todo cuanto posees"
- Satné la miró y mandó buscar a un escriba para que redactase un acta por la cual le cedía cuanto poseía. Entonces ella se levantó, se vistió de lino real transparente, a través del cual se veían sus miembros como los de las diosas y se embelleció. Pero cuando él quiso pasar a lo que había venido, ella lo rechazó diciendo:
- "No olvides que soy una sacerdotisa y no una mujer despreciable. Por eso tienes que repudiar a tu esposa a fin de que no tenga que temer que tu corazón se vuelva hacia ella".
- Él la miró y envió a sus servidores a que arrojasen a su mujer de la cama. Entonces ella le dijo:
- "Entra en tu habitación y échate sobre la cama, recibirás tu recompensa"
-
- Él se tendió sobre la cama, pero entonces entró un esclavo que dijo:
- "Tus hijos están aquí y reclaman a su madre llorando"
- Pero él se hizo el sordo y quiso pasar a lo que había venido. Entonces Tabubué dijo:
- "Soy una sacerdotisa y no una mujer despreciable. Por eso te digo que tus hijos podrían buscar querella a los míos por tu herencia. Esto no debe ser y tienes que permitir que mate a tus hijos"
- Satné le dio permiso para matar a sus hijos en su presencia y arrojar los cuerpos por la ventana a los perros y a los gatos. Bebiendo vino con ella oyó a los perros disputarse los cuerpos de sus hijos.
Entonces la interrumpí [Nota: habla Sinuhé...]
- Pero esto no es más que un sueño. Porque al acostarse en el lecho de Tabubué, Satné oyó un grito y se despertó. [...]
Pero Nfernfernfer dijo tranquilamente:
- Satné tuvo un sueño y despertó, pero muchos otros no se han despertado hasta la Casa de la Muerte. Sinuhé yo también debo decirte que soy una sacerdotisa y no una mujer despreciable. Mi nombre podría ser también Tabubué.
Pero el claro de luna jugaba con sus ojos y no la creí.
Y hubiera debido creerla, Como vereís.
Y para terminar con una nota erótico-histórico-festiva, aquí dejo una descripción de una orgía:
Las mujeres se quitaban impúdicamente las pelucas y dejaban que los hombres les acariciasen los cráneos desnudos, porque desde que las mujeres ricas y nobles han empezado a afeitarse la cabeza no hay caricia más excitante para el hombre. Algunos hombre se acercaron a Nfernfernfer, pero ella los rechazó con ambas manos, y yo les pisaba los dedos de los pies cuando insistían"[...]
Hago notar lo mudable de las modas que hacen que las mujeres se tengan que depilar las piernas, las axilas, las cejas, la cabeza y otras variadas y diversas partes de su anatomía para resultar más excitantes.
Y también lo pesados que pueden llegar a resultar algunos pulpos (digo hombres) que hay que empujarlos con las _dos_ manos y además pisarles los dedos de los pies para librarse una de ellos...
Pero volvamos al post retrocediendo en el navegador o pulsando aquí.