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Todo lo tuvo y todo lo perdió... no era modesta, le gustaban las luces, que la reconocieran, que le pagaran por sus servicios como correspondía, pero no fue frívola ni necia; ni mucho menos tonta.
En un tiempo en que la mujer era del hogar, el marido, los hijos, o en su ausencia, la vocación religiosa, resuelve ser artista.
A las mujeres la sociedad les permitía - con mucha cautela - excursionar en la poesía, novela o música. La pintura ya era terreno resbaladizo, y la escultura directamente prohibida: la mujer por definición debía ser débil y frágil. No podían ni debían andar trepadas "como monos" arribas de gigantescos bloques de mármol y provistas de herramientas impropias incluso para un hombre "decente".
Poco se sabe de la vida íntima de Dolores Mora Vega, nacida en la localidad de las trancas el 22 de junio de 1867. Ni siquiera hay certeza si Trancas, en ese entonces, pertenecía a Salta o a Tucumán.
Aquí, una de las tantas placas recordatorias del paso de Lola por distintas localidades argentinas.
Trataré de explicar la situación política en la época: De 1782 a 1814, el Noroeste Argentino constituía lo que se denominaba "Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán", cuya capital era la Ciudad de Salta. El 8 de Octubre de 1814, por Decreto del Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata -hoy República Argentina- la región fue dividida en dos territorios; creándose con la fracción norte -Salta, Jujuy, Orán, Tarija y Santa María- la denominada "Provincia de Salta", y con el desprendimiento sur la "Provincia de Tucumán" -que comprendía además de la hoy provincia del mismo nombre, la de Catamarca y Santiago del Estero.
Tucumán dependió eclesiásticamente del Obispado de Salta, que fue la tercera Diócesis del país -de 1807 a 1897-. El Tala no tuvo parroquia hasta principios de 1900. Por esta razón los bautismos se registraban en la parroquia de la localidad vecina de Villa Vieja de Trancas (Tucumán). El Curato de Trancas, al igual que la Iglesia Matriz de Tucumán y toda su jurisdicción, dependían en forma directa del Obispado de Salta. Recién en 1897 se produce la creación del Obispado de Tucumán.
Una vez que hemos situado a la protagonista en el yiempo y el espacio, sigamos: como les gustaba decir a los existencialistas:
"Lola está condenada a ser libre".
En 1887 comienza a estudiar con Santiago Falcucci, en la ciudad de Tucumán, dibujo y pintura.
Este fue el primer paso. En 1895 viaja a Buenos Aires, y en 1897 a Europa con una beca acordada por el gobierno. En 1898 comienza a estudiar con Paolo Michetti y con el escultor Monteverde. (Llega a Roma sin olvidar enviar dos bustos a Roca y a Pellegrini: su capacidad de relacionarse y mantener relaciones con gentes del poder es infalible.)
En Roma es reconocida y en su taller de la calle Lungo Tevere Prati empieza a usar un
atuendo que será su "marca registrada": bombachas de gaucho, boina vasca, amplias camisas y pañuelo rojo anudado al cuello.
En 1904 Realiza el monumento de Alberdi y la estatua de la Libertad, las dos para la ciudad de Tucumán.También se inauguran los dos bajorrelieves de la Casa de Tucumán.
Gana el concurso para un monumento al Zar Alejandro l, para la ciudad de San Petersburgo, con el pseudónimo de Tupac-Amaru. Es posible que con su nombre verdadero delate su condición de mujer, o que el concurso exigiera pseudónimos. Para el caso, fue su talento y no su género el que ganó el concurso.
Su vida social iba paralela a su intenso trabajo: se hace ver por los mejores salones de Roma, donde se desenvuelve admirablemente.
En Argentina comentan sus logros, en Europa la llaman de todos lados. Incluso para
estatuas en el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires.
Tiene treinta y dos años y como diría el tango, "la vida le ríe y canta..."
El 22 de junio de 1909 casa con Luis Hernandez Otero y al dia siguiente viaja a Europa.
Dicen que el matrimonio fue la forma de ocultar sus amores con Roca. Para el caso el esposo es 15 años menor que ella: lo más probable es que este joven fuera un chulo, un mantenido, una pantalla para su imagen social.
De sus otros amores o amoríos,como de su obra y quién sabe qué cosas más, ha desaparecido todo rastro: al morir Lola, sus sobrinas queman todo lo que encuentran: cartas, bocetos, proyectos...)
La situación empieza a cambiar cuando algunas señoras gordas respaldadas por ciertos frailes sombríos ponen el grito en el cielo al saber que el Intendente de Buenos Aires aprueba la obra "La Fuente de las Nereidas". Colegas celosos, que no se resignan a admitir que una mujer logre lo que ellos no, empiezan una campaña de desprestigio que no fallará: atacan a su moral.
Que es una farsante, una aventurera, una inmoral, ¡cómo va a colocar una fuente con cuerpos desnudos en la plaza principal de la ciudad y a pocos metros de la Catedral!.
A pesar de ser la "escultora de la oligarquía", Argentina pasa una etapa de grandes cambios que la afectarán. Los políticos que la apoyaron fueron muriendo, como también la época en la que descolló ha sido reemplazada por otra línea política y otros favoritos.
Hay que buscar el chivo expiatorio: Lola es la elegida: es mujer, está sola, nadie está interesado en defenderla. Sus obras son juzgadas como "adefesios, una ofensa a quienes se pretende honrar".
Sus proyectos empiezan a ser rechazados.
En 1923 llegan a Rosario las piezas del "Monumento a la Bandera" y quedan sin armar en la Plaza Gral. Belgrano.
La Municipalidad de Rosario rescinde el contrato con Lola Mora y se desmembra el "Monumento", colocándose las distintas estatuas en diversos puntos de dicha ciudad.
Facundo, un argentino de la ciudad de Rosario, ha fotografiado algunas de esas
estatuas.
Incansable, viendo apagarse su estrella como escultora, aprovecha sus conocimientos se dedica a indagaciones e inversiones en minería, con lo que en poco tiempo pierde todos sus bienes.
En Roma debe vender su palacio.
Alojada en un hotel, el dueño solía decir a quien quisiera oírle:
"Sabe usted, yo no le cobro nada. Pobre vieja...está un poco chiflada. Pero al fin y al cabo, la pobre me entretiene a los huéspedes de categoría. Me han dicho que ella es muy inteligente".
Tal vez fueron otras las palabras del dueño del hotel, pero de haber sido así, demuestra su poco interés en conocer a la "pobre vieja" que entretenía a sus huéspedes de categoría.
Lo que sí quedó registrada, es la siguiente anécdota:
Un periodista conocido de entonces aseguró haberla visto una noche de lluvia mirando la fuente de las Nereidas.
Según la crónica, estaba allí una viejecita mojada por el agua, apoyada sobre los bordes de la fuente, con un pañuelo en la mano.
Cuando le preguntó si necesitaba ayuda, Lola contestó:
"estoy secando a mis hijitas".
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