El tiempo es oro. O no. Es más, es lo que no se recupera.
Y los viejos ya no tenemos tiempo, como dice Mario de Andrade:
Ya no tengo tiempo
para reuniones interminables,
donde se discuten estatutos,
normas, procedimientos
y reglamentos internos,
sabiendo que no se va a lograr nada...
y, más adelante
Mi meta es llegar al final
satisfecho y en paz
con mis seres queridos
y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma,
porque de cualquier manera
llegarás..."